EL SEÑOR PUERTAS HACE LIBRE EMPRESA CADA DÍA.

GLORY GLORY, ALELUYA.

Mr. Monopolístico Puertas, cuya fortuna patrimonial asciende a, atentos, 50.000.000.000 $, sale de paseo por Manhattan y decide que el limpiabotas de 5thAv esquina con la 6th le saque brillo a su calzado ilegal de piel de cocodrilo. El Sr. Puerts es firme defensor de la libre empresa, si bien la suya no sale de un juicio por monopolio para entrar en otro, y por tanto piensa que ese limpiabotas desastrado, barbudo, maloliente y con evidentes signos de vejez mal atendida por la inexistente sanidad pública americana, merece expandir las fronteras de su autonegocio de ceras y cepillos, y con un gesto le requiere los servicios profesionales.

El Sr. Puertas podía haber utilizado la máquina automática McGregor&Son de limpieza de calzado del restaurante a todo lujo de la 5th Av. en donde acaba de tomar, por unos modestos y popularmente asequibles 42$, un desayuno compuesto por zumo de toronja costarricense, una taza de café boliviano de tueste natural endulzado con caña de azúcar moreno con toda su fibra caribeña y un espléndido surtido de frutas rojas antioxidantes bengalíes bañadas en fina leche de soja tonkinesa. Pero no, el Sr. Puertas es un promotor del empleo, un creador de riqueza, un emprendedor desprendido...un liberal en suma...liberal en su variedad monopolística...y hoy ha decidido que sea el entrañable Tom quien, guardando temporalmente en su descosido bolsillo del gabán obtenido en el ejército de salvación sus restos de hotdog que vende ambulantemente el viejo Wan frente a Tiffany&Co, y que ha podido rescatar casi entero del contenedor de residuos orgánicos (el planeta ante todo), le lustre los zapatos de 3.000$.

Realizada la tarea, el Sr. Puertas (me lo compras o te pudres) enfila hacia sus oficinas centrales con la satisfacción del deber cumplido: la creación de riqueza, y la mejor redistribución posible de la misma. Lo importante es la pobreza, no la riqueza, se le escucha tararear mientras pulsa el botón del ascensor...